Cabría decir los próximos ‘aspirantes’ a pensionistas, pues tras la calamitosa gestión del actual gobierno, son muchos los que afirman, con fundamento, que no va a haber fondos para atender a la siguiente generación de jubilados.
Hay que añadir que este lamentable gobierno ha sido elegido por buen número de españoles, que han aceptado sin aspavientos las vilezas que ha ido cometiendo, una tras otra, además de las evidentes muestras de incompetencia y de desprecio a los administrados. Es decir, hay una parte de la sociedad española que es autodestructiva. Así es muy difícil solucionar los problemas.
Caído este gobierno, si es que cae, el siguiente, en el actual estado de cosas poco podrá hacer. Pero supongamos que entra con visión de futuro y con deseos de sentar las bases para solucionar el asunto de las pensiones, pero también del de la Seguridad Social, del cual se habla poco, pero que tal y como están las cosas tampoco se podrá conservar. La única manera de hacerlo es recortando gastos de la Administración, y afortunadamente para los españoles aquí las posibilidades son muchas, porque se pueden reducir considerablemente sin que los ciudadanos noten una merma en los servicios. Y es que con los impuestos de los españoles se pagan muchas cosas prescindibles.
Pero todo el mundo sabe que si el próximo gobierno emprendiera esta vía, que es la más sana, razonable y conveniente para los ciudadanos un nutrido grupo de ellos saldría a la calle a protestar y romper cosas.
Y es que como prueba del espíritu autodestructivo de un sector de la población española, bastantes de nuestros políticos son tipos degenerados, que siempre tienen la palabra democracia en la boca, pero ignoran en qué consiste, como lo prueba el hecho de que no respetan al Rey, ni la Constitución, a pesar de sus juramentos o promesas al aceptar sus cargos. A estos tipos se les abrió la puerta imprudentemente en aquellos tiempos en que se diseñó el sistema democrático.
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