Durante la celebración de un partido de fútbol en Alemania, un jugador musulmán le pidió al árbitro que lo interrumpiera para romper el ayuno que seguía a causa del Ramadán. Y se le atendió la petición.
Si alguien se encamina hacia un barranco de forma inadvertida, hay que avisarle, no es correcto desentenderse y dejar que prosiga su camino.
Estamos en Europa, en la cuna de la civilización. No es correcto dejar que quienes son víctimas de una estafa lo sigan siendo aquí.
Las religiones han sido utilizadas desde los primeros tiempos para el control y manipulación de las masas, pero las hay que han sido ideadas específicamente para eso, y una es de ellas es precisamente el Islam, cuyo nombre ya lo indica claramente, puesto que significa sumisión. Esto en democracia no se puede aceptar. No se pueden cerrar las puertas a nadie y hay que acoger a los que se pueda, pero los que vienen deben aceptar las leyes de la democracia y vivir de acuerdo con ellas.
Eso de Alemania está mal, pero en España se hacen cosas mucho peores, como cambiar los menús de los colegios, privando a los alumnos de comida sana para que no se ofendan otros educados en el fanatismo y la intolerancia.
Lo correcto sería que al emigrar a Europa abandonaran sus costumbres salvajes y aprendieran a vivir de forma civilizada, sin creerse en posesión de la verdad y sin mirar a los demás como si fueran infieles y blasfemos. Esa sería la mejor ayuda que se les podría prestar a los musulmanes, porque sería incitarles a abrir los ojos.
Las cesiones por cobardía sólo sirven para empeorar el asunto del que se trata. Sufrimos en España el daño producido por las cesiones a los infames nacionalistas. Se ve en el caso de Putin o de China, por seguir políticas que les convienen, cerrando las centrales nucleares y dependiendo del gas y permitiendo el expansionismo de China por el mundo.
Frente a los enemigos de la civilización no cabe más actitud que la firmeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario