Suponiendo, que es mucho suponer, que la información que pudo conseguir el gobierno fuera buena, luego hay que tener en cuenta la incompetencia absoluta de esa cuadrilla, y en el caso de no fueran incompetentes los señores ministros y las señoras ministras, no osarían tomar medidas que pudieran molestar a los espiados.
Así que todas esas formas de simular enfado y esos intentos de conseguir reparación, o compensación, no pueden otra motivación que la de hacerse ver por los votantes y preparar a los contribuyentes para otro saqueo, especialidad esta con la que disfrutan mucho los comunistas, los socialistas que se consideran, arteramente, de centro, y los nacionalistas.
Este gobierno, sostenido por fuerzas antagónicas en ideológico, pero equivalentes en el campo de la ética, o sea, todos absolutamente ayunos de ética, amenaza una y otra vez en romperse por todos los lados, pero nunca se rompe, porque todos tienen la misma finalidad: aprovecharse de los ciudadanos, expoliarlos, esclavizarlos.
Ahora tenemos a Aragonés, un tipo al que España le paga su sueldo, y trabaja perjudica España, ofende a España cada vez que tiene ocasión, y encima se enoja porque dice que lo han espiado. ¡Pero si no tenían que haberlo espiado, lo tenían que haber metido en la cárcel! Pues ahí está amenazando con hacer caer al gobierno, cosa que no hará por la cuenta que le trae. Podría ser que el siguiente gobierno sí que lo encarcelara.
Los comunistas, por su parte, mantienen una actitud contraria a la del gobierno del que forman parte, perjudicando gravemente con ello los intereses de los españoles, porque luego ningún país civilizado se fía de España, y los enemigos de nuestro país aprovechan para ganar terreno a nuestra costa. Los comunistas que hay en España hoy en día rozan la oligofrenia, pero hay cosas que tienen claras. Para poder implantar la dictadura comunista primero han de arruinar a la nación. Y van siguiendo un guion que les ha diseñado alguien.
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