Coinciden Ignacio Camacho e Ignacio Varela, que por distintos motivos conocen bien el asunto, en que Juan Manuel Moreno ha sabido entender las características de Andalucía y actuar en consecuencia.
Por su parte, Sánchez, zote como él solo, al vengarse de Susana Díaz, clavó un clavo más en su ataúd político (de Chimo Puig no se ha podido vengar, porque a éste lo protegen sus socios, los sediciosos catalanes).
Andan muy nerviosos los socialistas, porque Sánchez va de ridículo en ridículo, y por si faltara poco ha surgido el numerito del supuesto espionaje, que es otro baldón más, aunque él, aparentemente, no se ha enterado de ello. Se ha permitido un desliz, como si fuera sin querer, para reírse de Abascal. Tampoco parece ser consciente de que el próximo año el líder de VOX seguirá en el Congreso y él habrá desaparecido ya por el sumidero.
Andan nerviosos los socialistas, me refiero a los que están enchufados por aquí y por allá, porque ven peligrar sus gangas. Presumiblemente, el 19 de junio los socialistas van a sufrir una grave derrota electoral, que con Susana Díaz al mando no habría sido tan escandalosa, y poco después el BCE dejará de comprar deuda. El gobierno tendrá que acudir a los mercados para venderla.
Sánchez sobrevive en política a base de ir traicionando a unos y a otros, y piensa que con ese método puede perdurar eternamente. Y a la vista está que no, que será un milagro que llegue como presidente a septiembre.
Los golpistas también están nerviosos, porque sus gamberradas cada vez las secunda menos gente, y han tenido que montar el númerito para llamar la atención, poniendo de manifiesto una vez más que son de baja estofa.
Y para que no se hable de todas estas marranadas, con perdón, al gobierno no se le ha ocurrido otra cosa que decir que los menús de los bares tendrán que ser sin vino y cerveza.
Si le abrieran la cabeza a cualquiera de ellos se vería que no tienen nada dentro.
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