Óscar Puente es un ministro español y, por tanto, representa a todos los españoles. Por eso, cada vez que habla, llena a todos de vergüenza. A todos los que tienen educación, evidentemente.
El tipo que llamó testaferro con derecho a roce al novio de Ayuso amenaza a quienes según él lo insultan, puesto que según sus propias palabras ha encargado a su equipo que vaya recopilando insultos, y a tal efecto ha mostrado una lista. Pongo uno de los que están, que seguramente no ha entendido: «El primatólogo Frans de Waal tuvo la fortuna de desconocer su existencia».
Bien. Del hecho de que esté recopilando alusiones a su persona, lo diga y muestre una lista, se desprende que ya se ve en un régimen como el de Venezuela, pero aquí en España. Y avisa para que nos vayamos preparando.
Digo que no habrá entendido lo de Frans de Waal porque no entiende nada. Todavía no ha conseguido implantar la dictadura, de modo que lo prudente es que no venda la piel del oso antes de cazarlo. Y en caso de que llegue la dictadura que se fije en lo que les ha pasado a Ábalos y otros, que, como él, se sentían muy seguros.
De modo que estamos, todavía, en democracia, y se pasa la vida bloqueando a todos los que no le hacen la pelota. No se da cuenta de que esas personas a las que bloquea le pagan el sueldo. Como ministro, también las representa a ellas. Y lo hace mal.
El equipo al que ha encargado ese trabajo sucio también recibe su sueldo del erario, por tanto, debería estar al servicio de los ciudadanos y no de él.
Vuelvo a lo de Frans de Waal. ¿Por qué considera que esa frase es un insulto? ¿Se lo ha dicho la persona que lo ha recogido? Porque si lo hubiera dejado pasar, él no se habría enterado.
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