Yolanda Díaz, esa calamidad de mujer sobre cuya falta de capacidad intelectual no hay dudas, quiso defender a Begoña Gómez cuando se le hizo una pregunta sobre esas actividades suyas que están en boca de todos y que de haber ocurrido todo eso en Portugal le habría costado el cargo a su marido, Pedro Sánchez.
El problema de Yolanda, pobre chica, es que no sabe lo que es un argumento. Respondió en plan mitinero, llamando machistas a todos los que ponen en peligro su sueldo y dando a entender que considera a todos los de derechas como exterminables, y como lamentando tener que soportarlos todavía. Por supuesto que no piensa darles ninguna información, ¿qué se habrán creído?
Aparte de que no sabe lo que es un argumento, tampoco tiene idea de hacer ninguna cosa, solo que se conoce que si le dicen que algo es malo para la economía se apresura a implementarlo. Si dijéramos que es la peor ministra de todos los tiempos seguramente no sería cierto, porque hay y ha habido otras comunistas como ella, que están a su nivel. Si en lugar de ser ministras de España, una nación que lo soporta todo, lo hubieran sido de Francia o de Estados Unidos, estos dos países habrían desaparecido del mapa, hundidos en la miseria. Pero si en lugar de eso se dice que es la peor ministra de Trabajo de todos, eso sí que es cierto.
Esta chica habla calificando a todos como fascistas, hablando del novio de Ayuso para contrarrestar, demostrando un desconocimiento total del caso y mostrando una ignorancia absoluta, pero diciendo todo eso con absoluta seguridad, como si la palabra de una comunista tuviera algún valor, como si todo el mundo fuera igual que esos descerebrados y descerebradas que la aplauden, como si ya hubiera conseguido implantar un régimen como el de Venezuela. Aunque sí que es verdad que camino de la ruina ya vamos.
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