En realidad, sobre si en España se pagan más o menos que en otras partes, pero lo importante no es eso, sino lo que se hace con el dinero recaudado.
Por ejemplo, el tarugo que preside el gobierno, que no tiene vergüenza ni sentido del ridículo, ha gastado un dineral en montar un numerito en el Valle de los Caídos.
Pero no es solo él quien piensa que el dinero de los impuestos a su disposición y puede gastarlo caprichosamente. Mazón preside la Autonomía que en términos relativos es la más endeudada. Pues se ha inventado un organismo totalmente innecesario para favorecer a alguien que seguramente ha sabido hacerle la pelota.
Sin embargo, tras esas dos faltas de respeto a los contribuyentes, conviene fijar la mirada en el despilfarro que se hace a lo grande, las subvenciones a los medios, que deberían estar prohibidas por ley, a los sindicatos, el derroche en televisiones, en fomentar o imponer lenguas, en embajadas catalanas, en organismos e instituciones duplicados, etc.
Porque si todo el dinero que se dilapida de forma infame se gastara en lo que se debe, es decir en intentar mejorar la calidad de vida de quienes hacen los pagos la discusión no tendría sentido.
El problema que aunque no se quiera ver existe, se va agrandando y algún día habrá que hacerle frente y entonces quizá ya sea tarde. Afecta directamente al estado de bienestar, que corre grave peligro de desaparecer, y cuando esos diputados socialistas que sostienen a Sánchez se den cuenta de que por su culpa sus hijos y nietos tendrán que vivir en un mundo más salvaje, porque habrá desaparecido la civilización al no haber sanidad pública ni tampoco sistema de pensiones, lamentarán no haber sido valientes cuando tocaba y haber tumbado al gobierno que nos lleva a la ruina.
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