El Felón se ha montado una serie de actos propagandísticos en plan retrasado mental, que consisten en homenajear cien veces a Franco, que al final esto es que será, a lo largo de 2025, y se le ha ocurrido que Felipe VI ha de estar en alguno. Esperemos que la legislación no lo obligue a participar en la mascarada. Digo que serán cien homenajes a causa de las ‘simpatías’ que despierta el Felón, que no puede ir por la calle por la forma efusiva en que se le trata.
El Felón tiene dos personas atragantadas, dos personas a las que quisiera perjudicar gravemente. Le atribuyo este deseo maligno porque ya no cabe ninguna duda de que no tiene miramientos, ni contemplaciones, ni tampoco freno alguno. Se está gastando todo el dinero en el Falcon, en sosegar a los catalanistas y los vascongados, mientras deja en el desamparo a decenas de miles de personas azotadas por la desgracia. Las dos personas a las que detesta con toda su alma, en el supuesto de que tenga, son Felipe VI e Isabel Díaz Ayuso, a las que intenta perjudicar por todos los medios a su alcance, con el resultado de que cada vez son más apreciados por los españoles.
Sacar a relucir a Franco tantos después de su fallecimiento, de forma dictatorial y sin explicación, y sin tener en cuenta tampoco que el mayor culpable de que hubiera guerra fue Largo Caballero, ni que si éste se hubiera comportado como debía no habríamos ahorrado la guerra y la dictadura posterior, es infantil, retorcido y torpe.
Cien actos públicos en los que se hable de Franco pueden tener como consecuencia que éste se plantee la posibilidad de volver a la vida para disfrutar de su renacida popularidad y volver a escuchar los vítores y aplausos a los que estaba acostumbrado.
La opción adulta sería reconocer la parte de culpa socialista.
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