Dicen que Trump viene con cambios con respecto a la anterior ocasión. Y es lógico. Entonces el desafío era uno y ahora es otro. Trae la lección aprendida y unas metas que va dando a conocer. Se ha procurado asesores y los nombramientos que hace son como una declaración de intenciones.
Elon Musk, que seguramente ha tenido algo que ver en su triunfo, parece uno de los importantes. Está de parte de Corina y Edmundo y no parece descabellado pensar que en este punto influye en el próximo presidente de Estados Unidos.
Conviene tener en cuenta que gente como Pedro Sánchez no cree que Maduro pueda perder el poder. Y no lo cree porque al ser cobarde no concibe el heroísmo. Y eso que en Venezuela está muy a la vista. Hubo 30 000 mesas electorales y en cada una de ellas hubo un testigo, o sea, una persona que arriesgó su integridad física con el fin de obtener el acta. Algunas de ellas perdieron la vida y otras fueron apresadas. También hay heroísmo en la gente que se manifiesta.
Pedro Sánchez es cobarde sin remedio. En la Conferencia de Presidentes estuvo cortando a todos los que sobrepasaban el tiempo del que disponían, excepto a Ayuso. Tuvo miedo de que ella tuviera preparada una respuesta que se convirtiera en titular en los medios del día siguiente.
Pues Trump está diciendo que si Maduro no se retira y deja el campo libre a los ganadores de las elecciones se acordará de él. La cuestión es la siguiente: la toma de posesión en Venezuela es el 10 de enero, mientras que la de Estados Unidos es el día 20. Lo que hace es poner la pelota en el tejado de Biden, para que sea él quien meta en vereda al narcodictador. No es probable que después de esto el actual presidente se desentienda y le deje el trabajo por hacer a su sucesor.
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