lunes, 23 de diciembre de 2024

He leído a Rubén Amón

 

No lo digo como si fuera una heroicidad, sino que está en abierto. Si hubiera tenido que hacer algún esfuerzo para leerlo, no lo habría. Se titula «El éxtasis religioso de santa Isabel Díaz Ayuso». Los disparates no acaban en el título.

En primer lugar habla del Islam como si fuera una religión. Es una estafa. A cualquier cosa que le pongan la etiqueta de religión se le otorga gratuitamente un aura de respetabilidad. Pero es que esta es totalmente incompatible con la democracia. La única posibilidad es que se la tolere, pero es que hacerlo causa graves perjuicios. Una cosa es que los musulmanes puedan venir y otra que se traigan el islam con ellos. Se lo deben dejar en sus países o no venir.

Pone Amón al islam a la altura del cristianismo, como si todo fuera tan fácil. La doctrina cristiana habla libertad, aunque eso no lo entiendan algunos curas, mientras que el islam exige la sumisión, lo cual es inhumano. Dice que la iglesia católica ha cometido excesos y errores. ¿Y quién no? Todos esos errores de los que habla provienen del uso del poder. La carne es débil. Toda la historia de la humanidad es una cadena concatenada de errores. Y de estupideces.

Se refiere Amón a otras religiones -llamémoslas así- que yo, sin saber nada de ellas, me aventuro a afirmar que también son estafas. Tengo información sobre una, los Testigos de Jehová, que evidentemente es una estafa mayúscula y no debería tener permitido operar en España. Aparte de que también exige la sumisión, lo cual es una monstruosidad, tampoco puede aceptar la Teoría de Darwin, porque con ella se cae todo el sombrajo que tienen montado. Y además de eso, y de todas las chorradas que contiene, pone a la mujer en plano inferior al del hombre.

Anoto, pues, que a Amón le complace hacer el indio. No es el único.

Esos libros míos

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