Es curioso que la señora del señor presidente del gobierno considere al juez que investiga sus supuestas corruptelas como enemigo. Dice lo que quiere donde le da la gana, pero a él no le dice nada. Sí que contestó, en cambio, las preguntas que le hizo su abogado.
Peinado hace su trabajo, que consiste en investigar unas denuncias que ha recibido, como es su obligación, y viene soportando con estoicismo digno de encomio las campañas que en su contra vienen haciendo el gobierno y los palmeros del gobierno. Dicen que el PSOE suele ganar la batalla del relato porque dispone de un potente equipo de comunicación, mientras que el PP solo mira las encuestas. Eso no es exactamente así, sino que el PSOE, desde los primeros tiempos de la democracia, lo basa todo en la propaganda, en presumir de una cosa y hacer la contraria. Lo único que ha hecho Sánchez es apartar la lona con la que se intentaba ocultar las fechorías y dejarlas a la vista.
El caso Begoña puede proporcionar momentos muy interesantes, habida cuenta de que no está aforada y, por tanto, en cualquier momento y si el juez lo juzga oportuno puede decretar prisión preventiva y ya veremos qué ocurre en el juicio. De momento, los jueces están teniendo muchas contemplaciones. No puede decirse que se ensañen con ella, aunque sí que lo han querido insinuar los sinvergüenzas de turno, pero no se les puede creer. Ella siempre entra por la cochera, y creo que es la única que lo hace. Si no le viene bien declarar, le aplazan la declaración.
Es muy posible que el caso llegue a juicio oral y apuesto a que se hará a la vista de todos, para que quede constancia de que todo se hace de forma estrictamente imparcial y con arreglo a los procedimientos legales. Aunque a lo mejor no se lleva a cabo el juicio. Cabe la posibilidad de que en cuanto vean que es inevitable se fuguen de España.
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