Se pasa el tiempo buscando a alguien que lo haya hecho peor durante el terrorífico temporal y no se da cuenta de que por ese camino no tiene nada que hacer, puesto que los catalanistas actúan como un ejército disciplinado, como una secta criminal.
Ha dicho alguien del PP de Madrid que con Rita Barberá todo habría sido diferente. Por supuesto que habría sido todo de otro modo. No era la presidenta de la Comunidad, sino la alcaldesa de Valencia, pero sabía encontrar respuestas y anticipar los acontecimientos. Habría despertado a Camps y puesto a trabajar inmediatamente. Algunas vidas se habrían salvado y los daños se habrían reducido. Pero, hablando de Rita, lo que le hicieron los catalanistas los descalifica. Y están a punto de volver.
Las opciones que tiene Mazón son dos. La primera es dar un golpe sobre la mesa, para que la población se dé cuenta de que sirve para algo. La segunda, si no se ve capaz de la primera, es ceder el testigo a otra persona del PP con más capacidad de liderazgo.
El golpe sobre la mesa, que está esperando todo el mundo, consiste en cerrar la televisión valenciana para destinar el dinero que cuesta a socorrer a los damnificados del temporal, o riada. Ya cerró la televisión Alberto Fabra, para dedicar el dinero a la Sanidad dijo, pero duró poco y luego vinieron los catalanistas que la volvieron a abrir para que nos familiaricemos con el engendro de Pompeyo Fabra. Y además de esta atrocidad dedicaron mucho dinero a subvencionar entidades catalanistas. O sea, que Mazón debe cerrar todos los chiringuitos que pueda y a los que no pueda darles el mínimo legal de dinero. La Autonomía valenciana es la más endeudada de todas y además ahora debe dirigir sus esfuerzos a la recuperación de la actividad en las zonas castigadas.
Y debe exigir al gobierno las responsabilidades que le corresponden.
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