En los tiempos que corren no se puede esperar nada bueno de la izquierda. Me refiero a la que tiene una presencia activa en la política. He de decir, una vez más, que hay gente limpia y noble en la izquierda, pero que si vive en Madrid seguramente vota a Ayuso.
La izquierda oficial todo lo basa en la propaganda, en hacer una cosa y decir otra. Si ataca a los toros es para hacer creer que tiene sentimientos, aunque ya ha dado prueba sobradamente de su extremada crueldad. Con los acosos, que ellos llaman escraches, como si con el cambio de nombre estuviera todo resuelto, como si el acoso y el escrache fueran cosas distintas, con los afectados del volcán de La Palma, con las víctimas del terrorismo, con los afectados por el temporal de Valencia. Son crueles y se les nota en la forma de reírse, de vengarse, de desentenderse de los enfermos de ELA, de los niños discriminados por no hablar catalán o vasco, de derrochar dinero, que es necesario para atender necesidades urgentes.
El hecho de que estos sinvergüenzas ataquen a los toros demuestra que es una fiesta que debe mantenerse. El toro es un animal noble y valiente que no se rinde nunca. El torero también es muy valiente y el valor es, seguramente, la cualidad humana más importante. El toro ha sido criado para eso, su vida ha sido placentera y ha llegado el momento en que ha de demostrar su casta. No muere de forma vulgar, sino heroica y siendo admirado. El matador, al que llaman maestro, ha tenido que estudiar mucho a los toros, para conocer el carácter de cada uno y prever con antelación sus reacciones, sabiendo que si se equivoca lo pagará muy caro, quizá con la vida. Durante la lidia, toro y torero componen estampas muy bellas, plasmadas por numerosos artistas.
Los golfos gubernamentales no tienen ninguna sensibilidad.
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