Ya se sabe que el presidente del gobierno se dispone a dar 26 mitines con el fin de recuperar la desventaja que le auguran los sondeos.
Cuenta que con su sonrisa sincera, ¡ja!, su verbo florido y de gran precisión semántica, ¡ja, ja!, y la simpatía con que lo mira la población, que le agradece sus desvelos por el bien común, ¡ejem, ejem!, a poco que se esfuerce logrará un éxito arrollador.
Mientras tanto, las ministras y los ministros, demostrando que son muy obedientes y que el PSOE no es un partido democrático, se dedican a insultar a Feijóo en el intento de socavar su prestigio. No parece que tengan éxito, sino que lo ocurre es todo lo contrario. La gente se solidariza con la víctima de esos ataques.
Se conoce que es que se les nota y queda feo. ¡A buenas horas Ayuso obedecería una orden así! Es que entre las señoras y las sumisas hay mucha diferencia.
Además, al PSOE se le ha otorgado desde el principio y por motivos faciales el marchamo de partido democrático, cuando nunca ha intentado serlo más allá de repetir mil veces esa mentira, para que pase por verdad.
El mundo está abriendo los ojos, porque mientras 3000 socialistas han pedido el indulto para un delincuente que ha hecho mucho daño, tanto que ni se sabe los millones que se han evaporado fraudulentamente. «Él no se ha llevado nada», dicen, no se sabe si con intención de hacer reír o qué.
El caso es que el dinero defraudado no va a aparecer. Lo que deberían hacer esos firmantes es devolver entre todos el dinero que falta. No sé a cuánto saldrán.
A ver que nos dice de eso Sánchez en los mitines.
Pero, mientras tanto, si son 3000 los firmantes, el número de socialistas dispuestos a votar al PP asciende a 700 000. Tendría que decirle el presidente a Bolaños que no se esmere mucho, no vaya a ser que ese número crezca de modo desorbitado.
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