El síndico de Agravios, que también es socialista, tiene abierta una investigación sobre la opacidad en la información en las listas de espera. En algunas especialidades es de más de seis meses y en neumología, desbordado el departamento a causa del virus chino, puede que pase de un año.
De que las cosas estén así sólo hay un culpable y lleva peluquín. Alberto Fabra, que se vio obligado a hacer muchos recortes a causa de los derroches de su antecesor, que tuvo la mala idea de incluir a la nefasta AVL en un nuevo Estatuto que nadie le había pedido, cerró la televisión valenciana porque prefería dedicar ese dinero a sanidad.
Y llega Puig, con su peluquín, y también su hermano, y prefiere catalanizarnos a los valencianos, para lo cual decide reabrir la televisión valenciana, en la que presumo, porque no la he visto nunca ni la pienso ver, que sólo se habla en ese infame invento de Pompeyo Fabra. Y si lo llamo infame es porque lo hizo con criterios políticos y no lingüísticos.
Por supuesto que a este Puig le viene muy bien la fenicia (dado que sus integrantes cobran mucho dinero) AVL, que tan cara nos cuesta a los valencianos, inventada por Zaplana, a petición de Aznar, para complacer al Muy Honorable Pujol. Los encargados por Zaplana de negociar el desaguisado fueron los incompetentes Camps, González Pons y Calomarde. Luego Camps fue más lejos,
Hay que cerrar la AVL y hay que volver a cerrar la televisión valenciana. Y más cosas hay que cerrar. El dinero hace falta en Sanidad, en Educación (hay que echar a los adoctrinadores) y en investigación.
El dinero de los impuestos debería ser gastado cuidadosamente para atender las necesidades de los contribuyentes y no para tomarles el pelo gastándolo en cosas innecesarias y alegando luego que es por su bien.
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