Conviene tener presente que si Aznar hubiera cumplido unos años antes su programa y hubiera devuelto a los jueces la independencia que les arrebató Felipe González todo habría sido distinto.
Y no sólo en lo relativo a los terribles atentados, sino todo el desarrollo político posterior.
¿Qué habría pasado si la máxima autoridad, la que habría llevado todo el peso de las investigaciones y las informaciones a la prensa hubiera sido un juez?
Esto deberá tenerlo en cuenta el PP en el probable caso de que tenga que formar gobierno en un futuro próximo. La tarea más urgente e imprescindible es dotar de la máxima autonomía y de forma irrevocable a justicia. La izquierda no va a querer, por eso hay que proponerlo de modo que se retrate ante la opinión pública y no tenga más remedio que aceptar.
Conseguido esto, ocurrirán dos cosas y las dos muy buenas para los ciudadanos. La primera es que la extrema izquierda quedará desactivada, porque sin impunidad su capacidad de maniobra pierde mucho.
La otra cuestión favorable es que el PSOE, o el partido de izquierdas que le sustituya, no tendrá más remedio que ser como presume, o sea, demócrata. Porque hasta ahora en el PSOE ha habido demócratas, y entre sus votantes también, pero nunca entre quienes mandaban en el partido. En la actualidad ya no los hay, ni en el partido, ni entre sus votantes.
Lo dicho anteriormente tampoco debe servir para entender que el PP es un modelo de democracia, que tampoco es el caso, pero al menos hay en este partido más respeto por los resultados electorales y mejor saber perder cuando se da el caso. La independencia judicial también le sentaría bien en este sentido.
Las repercusiones que tendría en los partidos que jamás han sido democráticos ni tienen intención de serlo son fácilmente imaginables. Porque la base de la democracia es el cumplimiento de la ley, sin que quepa la impunidad.
Esos libros míos
No hay comentarios:
Publicar un comentario