martes, 7 de marzo de 2023

La tilde de Pérez-Reverte

 

Se ha tomado como asunto personal lo de la tilde diacrítica, y hay que llevar cuidado, porque de tanto ver apretar el gatillo en las guerras en las que ha estado se le pegado la costumbre y tiene el disparo fácil. No tolera que le lleven la contraria, ni entiende más argumentos que los que salen de su mollera.

El caso es que a mí me tiene bloqueado en Twitter desde hace tiempo porque ingenuamente le afeé el uso una tilde que no corresponde. La sigue usando.

Se trata de la que pone de forma indebida en ‘elite’. Que un director de periódico, un columnista o un notario escriban esta palabra de forma incorrecta es aceptable, porque la propia RAE la dio por buena puesto que la mayoría de la gente la escribe así. Pero que un académico se pase por el forro de los cojones el esfuerzo de un antecesor reciente en la Academia está muy feo.

Intentó con denuedo Fernando Lázaro Carreter evitar el uso de esa tilde, y ahí están sus artículos sobre la cuestión, recogidos luego en su ‘El dardo en la palabra’ para demostrarlo, explicando que es una palabra que proviene del francés, por lo que en ese idioma es aguda, ya que los franceses dicen ‘elit’, y al pasar al español debe conservarse el acento en el mismo lugar en que está en su idioma original. Pero que si quieres arroz Catalina. Este señor ha estado en todas las guerras y cree que no le queda nada por saber y que su palabra va a misa.

Pues no. El respeto al prójimo y a sus argumentos puede estar en alguna guerra, pero no es costumbre que esté. Y los reporteros de guerra podían observar la condición humana, pero para sufrirla no es necesario estar en una.

Parece que ahora la Academia se ha partido en dos, lingüistas y escritores, lo que no hace ningún bien a los usuarios del idioma, a los que no interesan estas pugnas tan feas, sino que lo que desean es un trabajo silencioso en beneficio de todos. Los acuerdos de la Academia, aunque se resuelvan por un voto, son de la Academia, o sea, asumidos por todos. Y el matonismo y la chulería deben ser descalificantes.

Esos libros míos

 

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