La primera es que Irene Montero la ha calificado como machista, y dada la insolvencia absoluta de la podemita en todos los ámbitos del saber, eso le asegura que está haciendo las cosas bien en este aspecto.
La siguiente buena noticia es que la justicia le ha dado la razón a Ayuso, después de que la izquierda y los panfletos le hayan estado dando la murga a través del tiempo. La comunidad de Madrid siguió un criterio clínico. Mientras que el que más se ensañó con ella en este asunto, a pesar de que presumió de haber asumido la responsabilidad de las residencias, pero se dedicó a ver series, calla que por culpa de la inepta que colocó en un ministerio que ha servido para nada bueno no se tomaron medidas contra la pandemia cuando convenía hacerlo y a ese motivo se debe un gran número de muertes.
Si ya en enero se hubiera avisado a la ciudadanía de que había que tomar en serio al virus chino y extremar las precauciones y se hubiera suspendido el 8-M no se habrían colapsado los hospitales, no se habría contagiado tanta gente y los contagios habrían sucedido de forma más escalonada.
Luego hay un grupo anarquista que le dice que no tiene ni idea de lo que significan las palabras libertad y concordia, pero ellos tampoco explican cuál es su concepto, de modo que no hay que hacerles caso, porque la izquierda, en su configuración actual, no tiene nada que ver con ellas. En tiempos pasados hubo izquierdistas soñadores, honrados, competentes y respetuosos con el prójimo, pero hoy en día han sido expulsados de la izquierda y catalogados como fascistas. Hoy en día la izquierda es cerril, maleducada y dictatorial.
De modo que no es extraño que Ayuso goce de tanta popularidad en toda España y que todo el juego sucio de la izquierda con ella y el fuego amigo no le hagan mella.
Esos libros míos
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