miércoles, 1 de marzo de 2023

Víctimas mortales del catalanismo

 

Esto no lo puede entender el pobre Gabriel Rufián. Quienes permiten que él, otros como él o peores que él, sean diputados deberían poder ser juzgados por ello.

Ahora pretende el pollo este hacer boicot a Tamames. Esa es su concepción de la vida, su concepto de la democracia. Deberían obligar al superman este a ser él quien debatiera con el candidato a presidente de la moción. Para que el personal se ría un poco, que las malas noticias llegan a pares.

Los que están por desbravar no pueden comprender que el acoso es moralmente criminal. Y si se le cambia el nombre a escrache sigue siendo criminal. Tampoco alcanzan a darse cuenta -y si se les dice oligofrénicos se enfadan- que los diputados cobran sus sueldos de los impuestos de los españoles y están obligados a cumplir las leyes y a respetar las instituciones. Y a hacer su trabajo sin faltar ni un sólo día.

En Cataluña, los actos de violencia moral por parte de los catalanistas se suceden contra quienes no se tragan sus trolas, ni sus disparates, y tampoco comulgan con ruedas de molino.

Sería cuestión de ver las estadísticas de suicidios en Cataluña y comprobar si alguno de los suicidas ha sufrido acoso moral por parte de esta gente tan elemental y moralmente asesina.

Pero se sabe que dos niñas argentinas saltaron por el balcón por este motivo. Si los padres acosan lo que cabe esperar es que los hijos también lo hagan.

De modo que hay algo que es alentado por un gobierno regional infame, y no sólo eso, sino también maleducado y estúpido _¿qué es eso de plantar al Rey, melones?- que consiente el no menos infame y estúpido gobierno de Sánchez.

Tampoco es posible hacerse ilusiones de que esto vaya a cambiar, porque el personal es reacio a abrir los ojos y ver la realidad. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Esos libros míos 

 

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