Con el mismo desenfado con el que Bibiana Aído dijo años atrás que según la ciencia un feto no es un ser humano, el ayuntamiento de Valencia, cuyo alcalde, Ribò, es el peor de todos los tiempos, ha mandado una carta a los vecinos hablando del cambio climático.
Abro un paréntesis para que explicar que Ribò, junto con otras personas como él de extrema izquierda, el 9 de octubre de 2006 estuvo en una manifestación en la que se exhibieron pancartas a favor de terroristas y se dijo a voz en grito que no hay democracia por haber etarras en la cárcel. Creo que es el único alcalde de Valencia que ha cometido tal indignidad.
Lo del cambio climático lo tratan como dogma. Desde el inicio de la democracia que la extrema izquierda es dogmática. Ahora toda la izquierda es extrema, porque a los socialistas demócratas se les ha etiquetado como de derechas.
Ahora la cuestión. ¿Qué tiene que ver o qué puede hacer el alcalde o el ayuntamiento de Valencia con el cambio climático? ¿Qué incidencia puede tener España en el cambio climático? Porque a lo mejor China, Rusia, India o Estados Unidos, por citar solo a cuatro países, tienen mucho más que ver en este asunto.
Lo del ayuntamiento suena a pretexto y eso está muy feo. A los ciudadanos hay que tratarlos con respeto. En democracia son fundamentales el respeto a la ley y la verdad. A los ciudadanos hay que decirles la verdad, no tratarlos como si fueran ganado que hay que llevar al redil.
De lo que podría hablar el ayuntamiento es de la polución atmosférica, e implantar medidas sensatas para reducirla. Pero puesto que además de ser de extrema izquierda este ayuntamiento es catalanista, esperar sensatez en él es pura quimera.
La destroza que está haciendo es espantosa. ¡Qué añoranza de Rita Barberá!
Esos libros míos
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