viernes, 25 de agosto de 2023

Confiar en el PNV

 

Este partido, como todos los nacionalistas, necesita un enemigo, así que se lo inventa. No fue fundado para mejorar la vida de los vascos, sino para manipularlos y hacerles creer lo que no es, con el fin de llevarlos a su redil.

Todos los partidos nacionalistas ejercen violencia física o moral contra las gentes de los lugares en los que están. Son incompatibles con la democracia, pero esto no lo quisieron ver nuestros injustamente alabados políticos que eran importantes en 1977 y 1978.

El PNV fue fundado por un orate, Sabino Arana, al que, no obstante, año tras año homenajea este partido. Javier Arzalluz sí que era muy inteligente y supo mover sus piezas y buscar sus apoyos en esos años fatídicos, los citados 1977 y 1978, en los que sentaron las bases de un sistema que, tal como fue concebido, no podía llegar a ninguna otra parte que no fuera la catástrofe actual, a la que nos conduce el partido que más culpa tiene, el PSOE.

Arzalluz ya falleció y antes de eso supo reconocer que pasará a la historia como malvado. El PNV se ha quedado sin materia gris. Le quedan esos automatismos que hacen que sea un partido eficiente en la gestión, esas formas jesuíticas, a las que ya se les nota que siguen un patrón, no se improvisan según la circunstancia.

Con Arzalluz el PNV la capacidad anticiparse a los acontecimientos y frenar los que no le convienen antes de que se produzcan.

Con Arzalluz al mando habría sido imposible que Bildu se convirtiera en la primera fuerza política del País Vasco. Para él, los filoetarras eran juguetes, marionetas que manejaba a su antojo. Sus sucesores no tienen esa capacidad intelectual y no saben cómo hacer. El País Vasco en manos de Bildu se va arruinar velozmente, como ocurre con Cataluña, que tampoco está en manos de alguien competente. El PNV no está preparado para actuar fuera del poder. Si lo pierde, que es lo más probable, desaparecerá.

Esos libros míos

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