lunes, 28 de agosto de 2023

El socialismo, según Miguel Delibes

 

Durante buena parte de la democracia, los socialistas pudieron alardear con total impunidad de superioridad moral. Se basaban para ello en que había una serie de intelectuales como Miguel Delibes, a los que se podía catalogar como honrados, que tenían una idea del socialismo.

Pero los políticos socialistas, salvo dos o tres, no tenían nada que ver con esta idea. No obstante, aquéllos, a los que se puede catalogar como soñadores, eran los que mantenían vivo al PSOE.

Era fundamental para que pudieran pavonearse de este modo que en la parte de sus rivales políticos no hubiera nada. AP, que luego fue el PP, fue fundado por Fraga, del que no puede decirse que fuera un hombre de principios, aunque comparado con los políticos sí que puede dar la impresión de que los tuviera. Fraga era un ambicioso con límites, es decir, que respetaba la ley, no como Sánchez. AP, con Fraga a la cabeza, ayudó a dinamitar desde dentro a la UCD, y luego creció sobre sus escombros, y eso no es nada edificante. Ninguno de los líderes del PP tiene o ha tenido principios, confían en la gestión económica y en el respeto a la ley.

El PSOE ya no puede blasonar de superioridad moral, aunque lo haga, porque a sus dirigentes les sobra caradura, puesto que aquellos soñadores ya no están. Han desertado del PSOE porque ya no pueden seguir pensando aquello que creía Delibes que movía a este partido.

Aquella pregunta que lanzaron, llenos de soberbia, aquellos socialistas de antaño: ¿qué es ser de izquierdas? Estar dispuesto a linchar a quien convenga para el relato. A linchar.

Hoy los socialistas se dividen en dos: los que son diputados y los que no. Los primeros van todos a una a lo que mande el jefe. Los segundos no están satisfechos con la situación actual del partido, y protestan. Pero por ahora esas protestas no van a ninguna parte.

Esos libros míos

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