Hay un grupo de socialistas bastante nutrido, compuesto mayoritariamente por viejas glorias, o sea, gentes de avanzada edad, que abogan por un gobierno de coalición entre los dos grandes partidos.
Se les acusa, con estas mismas palabras, de haber comprado el discurso de la derecha. Yo diría que todos ellos, o casi todos, han votado a Sánchez, aun sabiendo que es incompetente y sin principios, ni ética, ni nada que se le parezca.
¿Qué pretenden, por otra parte, estas viejas glorias? ¿Salvar su reputación ante el público? ¿Poder decir luego ‘nosotros no queríamos’?
Esa coalición es deseable desde hace mucho y hubo una ocasión inmejorable para llevarla a cabo, que fue cuando Sánchez se abrazó con Iglesias.
Quedó claro que su aversión al PP era mayor que sus fuerzas, lo cual debería inhabilitarlo para gobernar, pero aquí ocurren cosas que serían imposibles en países de mayor raigambre democrática.
No son, pues, las viejas glorias las que han comprado el discurso de la derecha, sino Sánchez el que ha comprado el discurso de la extrema izquierda.
Para saber lo que es la izquierda habría que fijarse en Miguel Delibes, un intelectual de verdad, de los que veían la política desde fuera, o sea, desinteresado, con tendencia a los grandes valores y al mismo tiempo habituado a tratar con gente del campo.
Con esta intención, se puede tomar su pensamiento, aprovechando que se ha publicado un libro que contiene sus discursos, y compararlo con los de cualquiera de los que componen el gobierno y se podrá ver enseguida la diferencia entre un izquierdista culto y bondadoso y los zascandiles rebordecidos y malintencionados que ocupan los ministerios.
Falta saber entonces hasta donde están dispuestos a llegar quienes reclaman ese gobierno de coalición, siendo evidente que para conseguirlo es imprescindible quitar a Sánchez, puesto que el único estorbo es Sánchez. Si no tienen calculado como van a destituir a Sánchez, es que lo suyo es un brindis al sol.
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