Los panfletos de por aquí se echan las manos a la cabeza. Algunos de esos panfletos tuvieron ínfulas de grandeza, a las que se conoce que han renunciado, en vista de que han optado por la imbecilidad.
¿Cómo es posible que en un país en el que hay 18 millones de pobres se vote a la ultraderecha? Para los imbéciles todo lo que no es ultraizaquierda es ultraderecha.
En la primera mitad del siglo XX Argentina era una potencia económica mundial e intelectualmente estaba muy por encima de la mayoría de las naciones del mundo.
Han sido los gobiernos del tipo de los que gustan tanto a los panfletos los que provocaron el derrumbe, en todos los órdenes, de Argentina.
Y ha llegado Milei y ha dicho ¡basta ya! Ha tenido que gritar mucho y salirse de madre, para que los argentinos vean que va en serio. Probablemente, no podrá llevar a cabo muchas de sus promesas, en el caso de que gane, lo cual es muy posible, porque se lo impedirá la ley. Y quizá las haya hecho por eso. En materia económica va por muy buen camino, pero lo más importante de todo, lo que desean los argentinos es que extirpe el peronismo, que lo saque de las instituciones, que es la única manera de que Argentina vuelva a ser. Y eso no va a ser nada fácil. Por ello necesita enardecer a los argentinos y amedrentar a los enemigos de Argentina, que son los peronistas.
España también necesita una cirugía radical. La lepra que denunció Blasco Ibáñez ha crecido mucho y se ha instalado en amplios sectores del país, y el daño que hace allí en donde tiene algo de poder, o todo el poder, es muy grande. Además, es una variedad de lepra contagiosa. Y a esa lepra se le han unido otras variantes de lepra, también contagiosas.
Por eso, hace falta alguien que despierte a España. Antes de que sea tarde.
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