Es normal que Casado y Egea no comprendieran la situación. De hecho, no daban pie a pensar que comprendieran algo. Jugaban tan sucio con Vox, que le daban votos. La envidia que le tenían a Ayuso era mayúscula, de modo que cuando les tendieron la trampa picaron enseguida. La trampa era para Ayuso, pero no contaba nadie con que ella supiera defenderse tan bien.
Debió de ser ella la nueva presidenta del PP, pero el machismo de este partido hizo que el presidente fuera Feijóo. Que tampoco se entera.
¿Cómo se va a enterar con el equipo del que se ha rodeado? Sémper, Margallo, Bendodo, González Pons, Gamarra… Así no va a ninguna parte. El equipo que tiene Ayuso es mucho más competente.
Habrá que decirle a Feijóo, aunque me temo que solo escucha a los de su equipo, porque si no fuera así ya se lo habría explicado alguien, que Vox ocupa un espacio vacío y que si no estuviera este partido habría otro. Y que en la Comunidad de Madrid ese espacio vacío es apenas imperceptible.
También debería saber que el juego sucio se le acepta a la izquierda, es decir, lo acepta la izquierda a los suyos, pero a la derecha. Los votantes de derechas no están muy cómodos con el juego sucio, de hecho les motiva a pasarse a Vox, a pesar de que este partido también viene cometiendo errores de cálculo.
Azuzar el miedo a Vox, en lo que colaboró Feijóo, nos ha salido muy caro y todavía se puede encarecer más. Seguir cayendo en la misma trampa es un error de bulto. Lo malo es que los perjudicados por la impericia de Feijóo somos los españoles.
Debería darle paso a Ayuso, que es la que sabe como tratar a Vox y cómo tratar a la izquierda.
Los españoles respiraríamos tranquilos si viéramos a Ayuso al frente de la Oposición.
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