Feijóo tiene la obligación de intentar reunirse con los líderes de todos los partidos a los que se les puede constitucionales, aunque sepa que no es posible llegar a un acuerdo, porque luego podrá decir que lo ha intentado.
Por otra parte, hay al menos cuatro iniciativas de socialistas que piden todas ellas un gobierno de coalición PP/PSOE. Si son socialistas quienes lo piden y es el PP quien lo intenta, es evidente que el culpable, si no resulta, será Sánchez.
No será posible porque Sánchez prefirió echarse en brazos de Iglesias antes que pactar con el PP. En aquel momento, el presidente habría sido él.
Luego, no tomó medidas contra el virus chino en enero de 2020 porque Podemos quería celebrar la manifestación. No les importó a ninguno que murieran decenas de miles de personas. Lo importante era para Pedro mantener el sillón y para Pablo el 8-M.
Sería interesante hacer una encuesta entre los familiares de los fallecidos, porque no me sorprendería que muchos hayan votado luego a los responsables de las muertes de sus allegados.
Pero es que, además, a causa del virus chino, muchos negocios y muchos autónomos, durante la reclusión ilegal, perdieron mucho dinero.
Por otra parte, todas la iniciativas y propuestas de la extrema izquierda en la totalidad de sus variantes están encaminadas a hacer el mal, a hundir la economía e impedir la convivencia civilizada.
Y a nadie le debe de quedar duda de que Sánchez solo procura su propio bienestar. No le importa hundir al PSOE, no le preocupa la quiebra de España si con eso consigue algo.
La única solución sería que esos socialistas que quieren un gobierno de coalición entre los dos grandes partidos convenzan a sus correligionarios que son diputados para que destituyan a Sánchez. Sería bueno para España y sería bueno para el PSOE.
Hay que tener en cuenta dos detalles: los promotores de esas iniciativas tienen el don de la elocuencia, pero los socialistas a los que deben convencer son de dura cerviz.
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