Está cumpliendo con su obligación, Feijóo, de buscar aliados para evitar el gobierno Frankenstein, y va el panfleto y se burla. Los panfletos son así.
Uno de los comegambas, quizá más, ha dicho que llamar Frankenstein al gobierno es insultar a los españoles. Qué sabrá él. De marisco sabrá mucho, pero de discurrir poco. Si supiera, se daría cuenta de que su cometido es defender a los trabajadores. No lo hace porque quien paga manda, y quienes pagan no son los trabajadores. Se nota enseguida quien paga cada vez que hacen incursiones en campos que no son los de su ámbito, como en este caso o como cuando insisten en la conveniencia de imponer lenguas vernáculas en los colegios, las empresas y centros oficiales.
Bien dejemos al comegambas esperando la siguiente dádiva del ministerio correspondiente y mientras tanto haciendo méritos para que el importe sea superior al esperado, y centrémonos en el panfleto que, en su ignorancia, piensa que va a salir ganando algo en el supuesto de que el Felón cumpla sus objetivos. El Felón hay que llamarle así, él quisiera que lo llamaran El Resiliente, pero de resiliente no tiene nada, puesto que no tiene autocontrol. Es el Felón, porque lo suyo es traicionar siempre.
A este sujeto, el Felón, lo único que le interesa es el Felón. La suerte de los demás le trae al fresco. Si consigue formar gobierno saldrá ganando, porque lo que le interesa por encima de todas las cosas es ser el presidente, y eso lo habría conseguido. Que todos los demás se arruinen, no le importa. Incluso no le importaría arruinarse él mismo con tal de ser el presidente. Y porque no puede ser dios, porque si tuviera alguna opción… Está loco, es cierto, pero para el PSOE representa una utilidad. Ya es raro que el partido transigiera con tantos abusos como los que viene haciendo.
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