miércoles, 30 de agosto de 2023

Manuel Aragón, amor a la justicia

 

Me permito hacer esta afirmación puesto que a pesar de que se le consideraba alineado con los jueces ‘progresistas’ y fue nombrado Magistrado del Tribunal Constitucional a propuesta del gobierno de Zapatero, siempre actuó de forma independiente y siguiendo su propio criterio.

Estuvo en contra de la legalización de Bildu, y eso le honra, sobre todo a la vista de los perjuicios que causa a los ciudadanos que este partido cuya intención, manifestada públicamente por Otegui, es destruir España, sea legal. No pesa en la conciencia de M.A. este hecho.

También estuvo en su papel en aquel Estatuto de Cataluña y lo viene estando siempre.

Hay algo que no sabe entender la población, y tampoco se lo ha explicado la clase política, porque cuando no vota a los partidos que lo llevan en el programa, y es la independencia de los jueces, que son los únicos que pueden proteger a los débiles de los poderosos. Cuando los jueces están sometidos al poder, los ciudadanos están desamparados. No puede decirse que haya democracia.

Es motivo de desazón que el amor a la justicia no sea mayoritario entre los profesionales del derecho, procuradores, abogados, fiscales y jueces.

Los jueces que actúan al dictado de los políticos no aman a la justicia, sino que ansían el poder. Constituyen una amenaza para la democracia, una amenaza para los ciudadanos.

Un caso muy flagrante fue el del señor que pasó 15 años en la cárcel, por un error del tribunal que le juzgó, y que sabido el caso quienes le juzgaron y condenaron no han demostrado sentir ningún remordimiento ni pesar. No les importa haber cometido injusticia. No es el único caso, lógicamente.

Manuel Aragón sí que demuestra amor a la justicia y a la democracia, puesto que insiste en pedir que los jueces sean independientes y ayer, alarmado por el atropello que se pretende hacer a la Constitución firmó un artículo en el que explica que la Constitución no permite la amnistía. Esperemos que a los magistrados del Constitucional no les haya entrado la risa al leerlo.

Esos libros míos

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