miércoles, 23 de agosto de 2023

Donantes de semen y de óvulos

 

He leído un reportaje sobre la donación de óvulos. No es tan fácil como se puede pensar y se desconocen los riesgos, si los hay, porque hay que esperar un tiempo para conocer las reacciones o consecuencias que sufren las donantes.

Pero no es eso lo que me interesa comentar. Ya me referí tiempo atrás a los donantes. De semen o de óvulos. El caso es el mismo. Vivimos unos tiempos en los que se fomenta la irresponsabilidad, la banalidad y el egoísmo.

La gente da semen u óvulos sin darse cuenta de se desentiende de los hijos suyos que puedan nacer. No le importa cual será su suerte, en qué manos caerá, ni si será dichoso o desgraciado. No le importa nada su hijo.

Paralelamente a eso, se fomenta el recurso al aborto como anticonceptivo. Aquí, con toda seguridad, hay un hijo propio en camino. Que necesita a la madre para sobrevivir y confía en ella. Pero la madre traiciona a ese hijo con desparpajo.

Como afirma Delibes, catalogar el aborto como asesinato es fuerte, pero a continuación añade que ese feto es un proyecto de vida y para el caso es la parte débil. La madre es la parte fuerte. Alguien ha de defender al débil, para que no esté indefenso del todo, para que tenga alguna posibilidad de desarrollar esa vida a la que ha accedido sin tener culpa.

Se están sustituyendo los grandes valores, los que permiten levantar la vista con esperanza, con la ilusión de mejorar el mundo, por lo que no son valores ni son nada, sino que son la vía a la degradación humana, la que lleva a un precipicio, del que luego no habría modo de salir, porque sustituido el espíritu de sacrificio por el egoísmo más descarnado, por la cobardía más extrema, no queda más solución que retozar en el lodazal.

Esos libros míos

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