No hace mucho tiempo que en España los perros se tenían por motivos prácticos, para cuidar las casas de campo, el ganado, o para cazar…
En el campo y en el monte el riesgo se le clave algo en las orejas o en la cola es grande, o que se le enganche un parásito. Se les cortaban ambas cosas para protegerlos.
Con los perros de compañía, que además suelen vivir en zonas urbanas, ese riesgo no existe. Pero siguen habiendo muchos perros en el campo y la ley no permite que se les corten la cola y las orejas, con lo cual corren ellos peligro de enfermar y corren peligro los bolsillos de sus dueños, porque los veterinarios no trabajan gratis.
Como no se puede prohibir a unos y no a otros, no se le debería haber prohibido a nadie. Los que tienen mascotas, generalmente, las quieren -a mí, por ejemplo, me cae mejor mi mascota, que una podemita, por muy ministra que sea- y los veterinarios también suelen ser amigos de los animales, así que ellos son los indicados para aconsejar a los dueños de los perros sobre cómo proceder en este y en otros asuntos. Apostaría a que cualquier veterinario sabe más que la ministra y todo su séquito de asesores juntos.
También creo que es más fácil practicarme a mí la eutanasia que a un perro enfermo y sin posibilidades de curación, ni de vivir sin sufrimiento.
Pero tenemos una serie de ministros y ministras en el gobierno cuya capacidad intelectual no genera ninguna duda, porque es evidente que no tienen. Una habla de cohetes y afirma que el comunismo es democracia y libertad; otra, suelta a violadores y pederastas, y no es que no se haya dado cuenta de su error, es que en su burricie culpa a los jueces. Una de los disparates de Belarra fue decir que necesitamos un escudo climático.
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