sábado, 23 de septiembre de 2023

El enfado de los jueces

 

Varias asociaciones de jueces, entre las que curiosamente no está la de ‘para la democracia’ -porque seguramente la democracia no les importa mucho, ya que tampoco defienden la independencia judicial- han mostrado su disgusto con Sánchez, porque éste cuestionó la vía judicial contra los delincuentes que él mismo indultó luego. Ahora, los delincuentes le exigen un pago más, la amnistía, y él prepara el terreno ante los fanáticos que le siguen votando.

El problema no es Sánchez, porque es evidente que no es dueño de sí. Alfonso Guerra y Felipe González, los que fabricaron este monstruo que ha resultado ser el PSOE, del que han salido esperpentos como Zapatero y el propio Sánchez, después de reconocer que han votado a éste y, por tanto, también al anterior, han protestado por la barbaridad que se dispone a hacer. Y en lugar de recapacitar, Sánchez los ha catalogado como desleales y no los ha expulsado del partido, como a Redondo y antes Leguina, porque no se ha atrevido, porque es cobarde, pero su intención ha sido esa.

Para Sánchez, la democracia consiste en que todo el mundo le obedezca. No considera que pueda hacer nada mal, ni que se pueda equivocar. De modo que los culpables son quienes lo sostienen, a pesar de su incapacidad.

Y entre quienes lo sostienen, citaré a uno, pero hay más de su ‘altura’. Me refiero a un Maravall, que fue ministro y del que se dijo que era un gran intelectual, para contrarrestar las críticas que recibió por alguna destroza. Bien, pues este Maravall se ha descolgado con un artículo mediante el que pretender hacer creer que lo burros vuelan. Pues no, ni los burros vuelan, ni Sánchez ha hecho algo bien durante el tiempo que ha sido presidente y lo mejor para todos, para él mismo también, es que lo aparten de la Secretaría General del PSOE y lo sustituyan por otro para evitar males mayores.

Esos libros míos


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