domingo, 24 de septiembre de 2023

La rubia (de bote) va a la pelu

 

Como todo el mundo puede imaginar, me refiero a esa mujer (no puedo llamarla señora) que cada vez que habla despeja cualquier duda sobre su capacidad intelectual.

El problema es que hay un buen número de gente que está a su nivel, al nivel podemita. No tiene ni idea de nada.

Alfonso Guerra se sorprendió al saber que la ignorante en grado sumo hubiera acusado de falta de rigor político y jurídico a Felipe González. Y es cuando se refirió a la peluquería, para llamarla estúpida de modo fino. La locutora ya lo avisó de que lo se iba a hablar es de eso, pero él entonces abundó en la banalidad de la vicepresidenta.

Alfonso Guerra hablaba como en su época gloriosa, pero en la actual el nivel intelectual de la sociedad o la gente se ha vuelto más tonta. Ha aparecido enseguida la de Cabra, cabeza de chorlito también, a situarse en el equipo de lo banal. De quienes tienen aire, en lugar de seso, en los huecos del cráneo.

Dijo cosas muy sustanciosas Guerra. Que le parece una infamia el viaje de la ignorante a Waterloo.

Una representante del gobierno no debe visitar a un prófugo, que además es un cobarde y que está intentando desacreditar a la democracia española todo el tiempo. Si eso se puede hacer sin que ocurra nada, es que este país se ha vuelto loco.

Fueron muchas cosas las que dijo Guerra, y esta vicepresidenta debería haber comenzado por demostrar que sabe sumar, que no tiene la cabeza tan vacía. Y luego debería haber justificado el viaje. Lo que ocurre es que todo eso es imposible. No puede desmentir que tiene la cabeza hueca, porque la tiene hueco. Y no puede justificar su visita a Puigdemont, porque es injustificable.

Todo lo ha resuelto con una palabra: machista. Y los olígofrénicos le hacen coro. Y el PSOE.

Esos libros míos

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