No hay ni un solo catalanista bueno. Odian todo lo que tiene que ver con lo valenciano. Quisieran imponer el pensamiento único, y convertir el Reino de Valencia en el cuarto trastero de Cataluña.
Si se les cantan las verdades, se levantan amenazantes con la mirada llena de odio, como es el caso del tal Baldoví. Los catalanistas siempre van más allá de la discrepancia política, acosaron a Rita Barberá de un modo criminal, situándose frente a su domicilio e insultándola de forma grave y canalla. Vestían camisetas injuriosas.
El Jardín del Turia y El Saler se los debemos a María Consuelo Reyna, que al frente del diario Las Provincias, llevó a cabo una larga campaña sin la cual no habría sido posible. Y los muy sinvergüenzas catalanistas intentan borrar esa influencia, pretendiendo hacer creer que se debió a la acción vecinal. En aquellos tiempos, habría sido imposible que la asociaciones vecinales pudieran conseguir. María Consuelo Reyna se arriesgó por los valencianos y tuvo éxito. Es propio de gente miserable querer arrebatarle el mérito.
Pero eso no es todo, perjudicaron a Valencia al impedir que la avenida de Blasco Ibáñez llegue al mar, y ahora intentan impedir la ampliación del puerto.
También hizo María Consuelo Reyna campaña por la autovía Madrid-Valencia, retrasada una y mil veces, con el fin de que el puerto de Barcelona tuviera ventaja sobre el de Valencia.
Finalmente, la astucia de Pujol, con la complicidad de Zaplana, consiguió meter el caballo de Troya catalanista, que es la maldita AVL. Zaplana podía haber inventado algo para engañar a Pujol, pero lo ideó para burlar a los valencianos.
Los catalanistas siempre intentarán perjudicar a los valencianos de todas las maneras que se les presenten. Hay que pararles los pies en seco, como hicieron las diputadas de Vox con Baldoví.
Mostrar debilidad con ellos es dar pie a que abusen más y más.
Baldoví es catalanista, comunista, machista y cobarde.
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