No es necesario decir cual de las dos es. Basta con leer el título para saber a quien me refiero.
Es que esta, por lo menos, sabe que no tiene razón y que su único recurso es la cara dura. Y entonces, le echa, y vaya si le echa. Ha querido hacerse la graciosa para responder a Alfonso Guerra. No sé si éste va a reaccionar con alguna crueldad de las suyas o lo dejará pasar. Pero, vamos, que la chica esta cara dura tiene mucha, pero gracia ninguna. Le ha contestado que «quien se mueve, sí sale en la foto». ¿A quién se cree que puede engañar? Y ha dado una serie de nombres a los que ha catalogado como «voces disonantes». Son bastantes más de los que ella ha dicho y en todos concurre una circunstancia común, porque ninguno de ellos es diputado. Entre quienes sí que lo son la obediencia es absoluta, porque saben cómo se las gasta Sánchez. Algunos de los que sí son diputados han protestado, pero enseguida se han disculpado y mostrado obediencia absoluta.
Habrá que ver qué pasa con todos esos que ahora obedecen ciegamente, por la cuenta que les trae, cuando Sánchez tenga que salir, lo cual tal vez ocurra mucho más pronto de lo que él desea. Se le percibe muy nervioso y alterado, y con la mala educación característica en él. Es el presidente del gobierno más maleducado que ha tenido jamás España. En este aspecto está a altura exacta de los marqueses de Galapagar.
Si se ve obligado a repetir elecciones es muy posible que el partido, ese que ella dice que es una piña, lo quite de en medio y elija otro candidato. Pero, en cualquier caso, un día u otro ha de salir de la Moncloa para siempre. Tenemos un Rey que garantiza la democracia y ese es un obstáculo imposible para él.
Vamos a ver luego como tratan los socialistas a Sánchez.
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