La
candidata del PSOE para las europeas, Elena Valenciano, dio,
recientemente, muestras de su 'talento'. Lo hizo con la siguiente
frase:
“Me
sorprende que quien no tiene muchos recursos se siga adhiriendo a un
proyecto como el de la derecha española”.
Con
ella demuestra dos cosas. Una es que nunca se ha visto en la
situación de quien tiene pocos recursos y
la otra es que no le importa que piensen que es tonta si a cambio
logra votos. Esto último es muy común entre la clase política. Lo
que no le sorprende es que haya gente haya gente pija que abrace la
causa socialista sin renunciar al mismo tiempo al lujo y los
privilegios. Como decía el Padre Feijoo «la
simulación de la virtud aprovecha; la misma virtud estorba». Tiene
mejor acogida quien se declara de izquierdas que quien opta por la
derecha.
Pero
un demócrata debe saber que todas las opciones políticas legales
pretenden,
teóricamente, lo mejor para España
y los españoles. En
la práctica ya se ve que hay partidos que pretenden la destrucción
de España, con el consiguiente empobrecimiento de los ciudadanos.
Pero
este no es el caso de Elena Valenciano, porque ella se refiere
claramente al PP.
Todos
quieren, o deberían querer, lo mejor para los ciudadanos, pero
cada uno tiene su propia fórmula para conseguir esa mejoría. Lo
que debería hacer la candidata socialista es explicar cómo lo va ha
hacer, qué ideas tiene para el caso de consiga el cargo al que se
presenta. Si
en lugar de esto, que requiere un pequeño esfuerzo, opta por lanzar
ideas facilonas, dirigidas
a un público entregado previamente, pocas
ilusiones pueden hacerse quienes esperan algo más.
Lo
que debería hacer es dar la lista de
las personas de su partido que han logrado encaramarse a
lugares de privilegio gracias a su paso por la política. O
sea, que se han servido de la política para medrar. Y
aclarar si es de esos de quienes se han de fiar los pobres.
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