Quizá
quienes le dieron el Premio Nobel de la Paz a Desmond Tutu estén
avergonzados. O tal vez no, puesto que desde que en los centros de
poder del mundo hay tantos psicópatas la vergüenza es un
impedimento, por lo que cada vez hay menos en ciertos ámbitos.
Desmond
Tutu, Premio Nobel de la Paz en 1984, ha pedido la liberación de
Otegui, encarcelado por su relación con Eta, la sanguinaria banda
terrorista. Y ha tildado de presos políticos a los etarras
encarcelados, que tanto daño han hecho.
Desmond
Mpilo Tutu, Primado de la Iglesia Anglicana del África Meridional,
es muy cruel con las víctimas de Eta. Este Primado tiene muy pocos
miramientos, por no decir que ninguno, con quienes sufren de forma
injusta.
Si
este Premio Nobel de la Paz tuviera buenos sentimientos se hubiera
informado bien, cosa que con los medios actuales no resulta difícil,
y hubiera dado con COVITE, por
ejemplo, en donde se hubiera podido enterar de la realidad de las
cosas.
De
cualquier modo, no hay que olvidar que los Premios Nobel están
bastante devaluados y el de la Paz, concretamente, es de los que más.
Entre Bertha von Suttner, ganadora del Premio en 1905, y Desmond Tutu
hay una gran diferencia.
Es
sabido que la banda etarra sabe promocionarse muy bien en el exterior
y quizá pudiera achacarse a los sucesivos gobiernos españoles una
cierta desidia por no haber intentado contrarrestar esta propaganda,
aunque la mayor parte de la culpa la tienen quienes se han creído lo
que dicen los terroristas, sin tan siquiera haber preguntado a los
estamentos oficiales de España, o haber recabado datos, que en las
hemerotecas españolas hay muchos.
Quienes
dan crédito a la palabra de los asesinos revelan que en sus
interiores anida la maldad, pues las almas buenas en modo alguno se
pronunciarían de manera tan brutal con quienes han sufrido en sus
carnes la barbarie terrorista.
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