Era
en aquellos tiempos en los que se hablaba de los pobres, los
descamisados y todo eso. Se trataba de conseguir que el voto de estas
personas fuera en determinado sentido. Han pasado los años y la
mayor parte de aquellos pobres hoy son más pobres todavía. Quienes
ocupaban los cargos en el gobierno en aquel entonces son, por lo
general, mucho más ricos.
El
caso es que en aquella época apareció un asesor fiscal muy famoso
para explicar que a partir de unas ganancias de ocho millones de
pesetas anuales había unos mecanismos para desgravar o pagar menos,
ya no lo recuerdo exactamente. Pero sí que recuerdo que hizo una
previsión: Ocho millones es lo que gana un ministro. Se conoce que
la política de aquel gobierno consistía en regalar palabras a unos
y hechos a otros.
Las
cosas no han cambiado mucho. Y si lo han hecho ha sido a peor. Aunque
también hay que tener en cuenta que en la actualidad es más difícil
controlar el dinero, puesto que puede saltar de un país a otro, e
incluso refugiarse en los paraísos fiscales con mucha facilidad.
¿Por
qué hay paraísos fiscales? Pues esa pregunta habría que hacérsela
a los chinos, a los rusos, a los ingleses (ojo con Gibraltar), a los
estadounidenses.
En
cualquier caso, el fraude fiscal en España es descomunal. Y Montoro,
que a lo mejor se hace el tonto, lo sabe. ¿Por qué no se persigue
el fraude fiscal en España? Quizá los jueces tengan mucha
información, o muchas sospechas, pero teman ir más allá.
Ahora
van a hacer, o eso creo, otra reforma fiscal, y a lo mejor sólo se
trata de dar una vuelta de tuerca más a los de siempre, mientras se
acarician las espaldas cubiertas con los abrigos de pieles más
suaves. Probablemente el fraude fiscal seguirá siendo de muchos
millones y los pobres que no declaren hasta el último euro lo
pasarán mal.
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