El
hijo de Tejero ha sido destituido fulminantemente, sin tener en
cuenta que el hecho de que la organización de un evento de estas
caracteríscas pasara inadvertido a los mandos de la Guardia Civil
revela incompetencia o algo peor. La celebración no debió llegar a
producirse y puesto que sí se llevó a cabo debería ser sancionado
alguien más.
La
justa dureza que se ha empleado con Tejero se echa de menos en otros
casos. Dicen que José Luis Urrusolo Sistiaga, el sanguinario etarra,
se ha arrepentido e incluso ha pedido perdón a las víctimas. Pero
si se hubiera arrepentido de verdad tendría que reconocer que ha
hecho mucho daño y que la misma existencia de Eta es una atrocidad
y, por tanto, algo inadmisible. Debería colaborar con la policía y
la Guardia Civil en la tarea de acabar con la banda.
Pero
me temo que lo que pretende el tal etarra no es otra cosa que salir
de la cárcel. A lo mejor ha reñido con la banda, pero cabe suponer
que lo ha hecho por cálculo. La realidad de los hechos es que ha
pedido que cuenten los seis años que estuvo encarcelado en Francia,
de modo que poco dolor siente por sus crímenes. Si estuviera tan
arrepentido sabría que ha de pagar por el daño causado.
Los
terroristas se vienen riendo mucho de los españoles. Pretenden
aterrorizarnos y tomarnos el pelo. Y algunos colaboran con ellos y
corren raudos a colocarles el prefijo ex delante de la palabra
terrorista. Hay que recordar que a los muertos no se les puede
colocar ese prefijo, a los que han estado secuestrados no se les
puede devolver ese tiempo de vida y a los que se han quedado cojos,
mancos o viudos tampoco se les puede colocar el ex.
En
España no todos somos iguales. A unos se les aplica la ley y con
otros se tienen más miramientos.
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