Resulta
curioso que en Cataluña vean fachas por todas partes. A Arcadi
Espada se lo llaman. Y creo que también otras cosas, sólo porque no
comulga con Mas y Junqueras, esas dos lumbreras. A Félix Ovejero le
llaman, por lo mismo, neofalangista.
A
Rosa Díez le han gritado “Viva Terra Lliure”, o sea, le han dado
vivas al terrorismo, porque el compromiso de la diputada vasca contra
el terrorismo es absoluto. Quienes se lo gritaban y quienes
contemplaron el hecho sin protestar prefieren a los terroristas.
El
caso es que Rosa Díez fue a un juicio en defensa de la democracia,
cosa que, obviamente, molesta a los antidemócratas. Unos energúmenos
boicotearon un acto suyo y denunciar esa agresión es un detalle
claramente democrático, porque no se debe consentir que la impunidad
impere en la vida pública.
Y
allí estaban los antidemócratas, todas esas personas que
contaminadas por el virus del nacionalismo tienen una visión
particular de las cosas. Creen que insultar y vituperar a quienes
defienden la ley y la democracia es un acto de libertad, cuando lo
que hacen es ir en contra de la libertad.
«Hay
democracia en un lugar cuando alguien que piensa lo contrario que la
mayoría puede transitar tranquilamente por sus calles.»
Rosa
Díez, que ha desarrollado parte de su carrera política en donde
imperaba la Eta, manifestó en el juicio que llegó a sentir miedo y
que este acto fue el más tenso y violento que ha vivido en un centro
educativo.
Estas
cosas a Duran Lleida, que vive en el Palace, no le ocurren. Y quizá
piensa que no le incumben. Otro que no dirá nada es Roca Junyent,
uno de los padres de la Constitución. O sea, a las orillas de su
casa ocurre una cosa como esta y no dice nada. Mas y Junqueras juegan
su partida.
Viva
Terra Lliure, dijeron, y no pasó nada.
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