Lo de quien gracias a Ayuso ya no está en el gobierno atribuyéndose méritos por la cara, porque se lo ha desmentido la UME, es el reconocimiento explícito de que no hizo nada. Una cosa es presumir de que ha asumido las competencias y otra trabajar. No obstante y con la misma desfachatez pretende colgarle los muertos a Ayuso.
Por aquello de que quien tiene hambre, con pan sueña, muchos antiguos votantes socialistas creyeron ver en él lo que echaban en falta en su propio partido, pero poco tardaron en desengañarse. Hoy en día, las cosas están de tal modo que ya no es que no es probable que ningún socialista vuelva a votarle jamás, es que hasta sus propios votantes le odian -el odio es fundamental en el comunismo- y para vengarse votan al partido de Errejón, a cuya representante también le van pillando las mentiras -la mentira es consustancial al comunismo-, pero a los simpatizantes de estas dos ramas tan iguales entre sí del comunismo más atroz, no les inquietan las mentiras. Algunos observadores dicen que estos no son comunistas. Lo cierto es que utilizan métodos bolcheviques, se adivina en ellos la crueldad comunista y que lo les interesa es el poder, simplemente eso. Para disfrutarlo y castigar a quienes no se les rindan.
Sabe Iglesias, porque se lo habrá dicho algún profesional del ramo al que haya consultado que la imagen de Ayuso es más poderosa que todos los discursos de Podemos. Por eso él trataba de romperla: ‘no sonría, no sonría, no sonría’, pero la esperanza de los españoles, que es ella ahora mismo, iba con la lección aprendida. Sabía los datos que tenía que dar y las ideas que tenía que lanzar. La suerte está echada: ella nos salvará.
Por su parte, Gabilondo explicó a los socialistas lo que les espera: la alianza con los comunista«Pablo, tenemos doce días para ganar». O es tonto, porque Iglesias va a la baja, o estaba avisando para que no le voten.
No hay comentarios:
Publicar un comentario