No quieren que se les diga que son herederos de ETA. Y eso a pesar de que en sus filas hay varios etarras, que han escrito cartas a etarras pidiéndoles que se afilien a este partido, que jamás han renegado de ETA y que han reivindicado ‘su derecho’ a hacer daño.
Pero antes de seguir adelante con la cuestión conviene detenerse un instante en estos magistrados Pascual Sala, Eugenio Gay, Elisa Pérez Vera, Pablo Pérez Tremps, Luis Ortega y Adela Asúa que en su día decidieron que Bildu, un partido fundado para hacer el mal y que, como he dicho antes, algunos de sus componentes reivindican su derecho a hacerlo, es un partido constitucional. No me consta que ninguno de esos magistrados se haya arrepentido o avergonzado de aquella decisión, y tampoco sé si se sienten orgullosos.
Estos de Bildu no quieren que se les considere sucesores de ETA, pero consideran que ETA hizo bien y que gracias a eso ellos disfrutan de una posición. Esta de ahora es otra etapa, lo hecho hecho está y ahora toca correr un tupido velo sobre el pasado, o sea, hacer como si no hubiera ocurrido, o darlo por bueno.
El caso es que esta pretensión suya es apoyada por otros partidos, pero no sólo por esos tan degenerados como Bildu, sino también por otros en los que los españoles desearían confiar, pero no pueden. Es el caso del Partido Socialista Obrero Español, reconvertido en Partido Sanchista Obrero Español (Alfonso Guerra pixit y dixit). De hecho, este partido, sin que les caiga la cara de vergüenza a sus afiliados, gobierna con el apoyo de estos. Otegui ha dicho que hay que apoyar a Sánchez. No pueden los socialistas mirar a los ojos a Rupérez. Aunque esto no es problema para Odón, Jesús, Pachi… Los socialistas de verdad sufren mucho con todo esto. Otegui se lo está pasando mucho mejor de lo que podía imaginar.
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