viernes, 2 de abril de 2021

No quiero que Iglesias vaya a la cárcel

 

No le deseo ningún mal, a Iglesias ni a nadie, al contrario que él a mí, aunque no a mí particularmente, puesto que no me conoce, sino a todos, a tenor de las ‘lindezas’ que salen de su boquita de piñón. Da la impresión de que si él pudiera provocar una explosión nuclear y exterminar a todos excepto él, lo haría.

Mi deseo sería que se retirara a vivir en su mansión de Galapagar, con sus amantes, en el caso de que sean muchas, o con una, si es el caso, con su servidumbre, y sin los guardias que vigilan su propiedad. Pero, sobre todo, desearía que su vida transcurriera fuera de la política, porque todo lo que hace redunda en perjuicio de los españoles, especialmente los que están en situación vulnerable, y que su influencia terminara en los muros que delimitan su propiedad.

Ahora bien, si en algún momento la justicia determina que debe ir a la cárcel, lógicamente he de desear que se cumpla la sentencia, porque la ley, en democracia, ha de ser igual para todos. ¿Si ha ido a la cárcel Urdangarín, por qué no tiene que ir él? En una democracia no deben haber privilegios, éstos son propios de dictaduras como la que rige en Venezuela, en donde Maduro puede hacer lo que le dé la gana, e Iglesias quisiera para él esa potestad.

Es comunista y además de la corriente más sanguinaria de esta ideología tan nefasta. Ojalá que su presencia en el gobierno, y la de otros comunistas que siguen en él y que continuarán procurando la miseria a los españoles, sirva como vacuna para que nunca más vuelva a ocurrir en nuestro país.

Pensar que este Iglesias, al que pusieron por nombre Pablo, pueda convertirse en un ciudadano útil y trabajador en el futuro, es ingenuo, aunque tampoco cabe descartarlo. Por ello, desear que pase el resto de sus días viendo series en su mansión, sin molestar a los que trabajan, no es mala idea.

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