jueves, 1 de abril de 2021

Olona se divierte con Marlasca

 

Digo que se divierte porque el humor el mejor de los modos de tomarse las cosas. En este caso, sabemos que no van a cambiar, al menos no voluntariamente por parte de Marlasca.

Este ministro está dominado por las pasiones, como sus demás compañeros de gabinete, incluido el que manda de todos, que exige obediencia ciega y luego, en otro de sus alardes de cara dura, presume de que el suyo es un gobierno feminista. El caso es que unos están dominados por la vanidad, otros por la ambición, la soberbia o la envidia; los más, por el rencor y este el caso de este ministro concreto, al que Macarena Olona le tiene tomada la medida.

Quien no sabe tener sus pasiones bajo control no debería formar parte del gobierno. Es un peligro para los gobernados que ocurra esto, y cuando el caso de todos, como sucede actualmente en España, la catástrofe está servida. Y no hay más que fijarse en todos los indicadores para comprender esto.

Macarena Olona sabe muy bien que Marlasca, hasta hace poco tan bien considerado por los españoles, es incapaz de controlar su odio, y es incapaz también de dimitir por dignidad. Lo sabe y se lo restriega por la cara cada vez que tiene ocasión, sabiendo que es como si le metiera un hierro candente en el estómago, una píldora amarga y corrosiva que se tiene que tragar disimulando que no le afecta.

En la novela ‘1984’ se intenta, y se consigue, socavar la fe de Winston Smith en sí mismo, y eso es lo mismo que ocurre con Marlasca, cuyo único vínculo con la dignidad en estos momentos es el cargo que ocupa y que cuando lo tenga que dejar no será capaz de mirarse al espejo.

Será difícil incluso que sea capaz de mirar a la cara a sus compañeros del gobierno, a pesar de que son tan indignos como él.

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