Si hubiera que poner un ejemplo de seriedad asnal, uno de estos dos hermanos sería apropiado para tal menester. Sin duda, es de los que creen que basta con adoptar un tono solemne para engañar al personal. Puede ser, pero ya alertaba Cervantes contra este tipo de gente:
«Cubre el traidor sus malas intenciones / con rostro grave y ademán sincero, / y adorna su traición con las razones / de que se precia un pecho verdadero».
¿Es este Gabilondo un traidor? Traiciona a la verdad y a los lectores que quieren información y no comentarios que confirmen su sesgo.
Las ha dicho gordas. Me he ido enterando a través de lo que leo a unos y a otros, porque una vez cometí el error de ver un vídeo suyo y desde entonces su imagen funciona como potente somnífero para mí.
El otro Gabilondo se postula como «soso, serio y formal». Pues tampoco. Todo apunta a que en esta campaña va a divertir mucho a los madrileños. Y también al resto de españoles: catalanes, vascos, murcianos… De su boquita de piñón ha salido la siguiente chorrada: «PP y Vox de pretender aislar y crear una modalidad de aislamiento e independentismo de derechas madrileño», que ha sido acogida a carcajada limpia incluso por posibles votantes suyos.
Tal como se define pudo ser en otros tiempos, pero ya se ve que ha ido degenerando, degenerando…, como aquel banderillero que llegó a gobernador.
Éste no ha llegado a serlo todavía, pero no es por falta de ganas, según da a entender su absoluta sumisión y su predisposición a hacer lo que le mandan, sea lo que sea.
Otro de sus disparates es decir que Ayuso fantasea con lo que hará el PSOE si llega a gobernar. No es fantasía, sino experiencia.
Por cierto, el mini Rasputín no le tiene mucho aprecio. Ha colocado un cartel electoral suyo en Callao. Otro motivo de risa.
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