jueves, 1 de septiembre de 2022

Un ‘derecho fundamental’ de la democracia

 

Gustavo Bueno tiene mucho escrito y explicado sobre el aborto. Quizá se pueda resumir en un concepto: defender el aborto es estar a favor de la esclavitud, explicado y argumentado.

Para Julián Marías la aceptación social del aborto, la difusión universal de la droga y el terrorismo organizado son las tres mayores catástrofes del siglo XX.

Javier Marías está a favor del aborto, para que no lo consideren facha, pero como no es tonto no argumenta su decisión, porque sabe que en la comparación haría el ridículo.

En cambio, la ministra esa que a tenor de sus actividades debe de tener un cerebro más pequeño que el de un colibrí, dice que el aborto es un derecho fundamental de la democracia. Qué sabrá esta comunista de la democracia. Lo mismo que de la ética: nada.

Y además pretende hacer un registro de médicos que se nieguen a practicarlo. Si para poder ganarse la vida una persona ha de renunciar a sus convicciones éticas y morales es que vive en una dictadura comunista.

El código ético de los médicos es claro: salvaguardar la vida.

Aunque el PSOE siempre ha sido dictatorial, hubo un tiempo en que permitía ciertas discrepancias a los suyos. Así, por ejemplo, Miguel Delibes pudo opinar en contra del aborto, pero, ¡atención!, tuvo que hacerlo en el ABC.

Los socialistas presumían de superioridad moral e intelectual. En la actualidad ya se muestran todos firmemente disciplinados, sin fisuras ni discrepancias, fieles al pensamiento único y pendientes de lo que mande el jefe, aunque sea un tarado narcisista probablemente irredimible.

Enviada la superioridad moral al reino del olvido, están a un paso, o quizá alguno más, de verse obligados a reconocer que lo que han traído es la degradación moral, veneno puro para la conservación de la especie.

Aunque no tengo la bola de cristal a mano, y tampoco recuerdo dónde la he guardado, me atrevo a augurar que el aborto dejará de ser aceptado socialmente.

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