El asunto más grave de España en estos momentos es la independencia de la justicia o, mejor dicho, la falta de ella. Sobre este particular hay un asunto que está claro: a Pedro Sánchez no le interesa que la justicia sea independiente por la sencilla razón de que le gusta hacer y deshacer a su antojo, según la conveniencia de cada momento y a más largo plazo y puesto que sabe que no va a volver a ser elegido seguir teniendo el control de los jueces por lo que pueda pasar.
Luego, si le llaman dictador se enfada, pero si fuera demócrata comprendería que para que tengamos democracia en España es necesario que los ciudadanos puedan confiar en la justicia porque los jueces no obedecen más que a su conciencia.
Partiendo de la base de que Sánchez no va a ceder no queda más remedio que esperar al cambio de gobierno y de titularidad en la Secretaría General del PSOE para establecer de una vez por todas y de forma irrevocable la separación efectiva de poderes.
Va a venir el Comisario de Justicia de la UE a España a intentar desbloquear este asunto y es seguro que la solución que pretende el presidente del gobierno no es de su gusto, pero no ha trascendido con que medios de disuasión cuenta, porque como todo se reduzca a ponerle una sanción económica a España a Sánchez le va a dar lo mismo. Y si le dijera claramente que no va a aceptar su solución, tampoco le haría cambiar de actitud.
La evidencia es que si Carlos Lesmes ha anunciado su dimisión es que no confía en que la visita del mandatario de la UE tenga ningún éxito.
La dimisión de Carlos Lesmes propiciaría un descalabro tremendo para los españoles. Pedro Sánchez es muy peligroso y tiene el apoyo de los tipos más repugnantes.
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