No me referiré al oportunismo cerril de cierta ministra a la que sólo un patán podía ofrecerle el cargo que ostenta, merced al cual va generando una catástrofe tras otra, de forma impune, por ahora.
Hablaré sólo del aspecto periodístico. Digamos que en un caso como el de Marta del Castillo, cuyo cadáver no ha aparecido y el hecho de que no aparezca ha beneficiado al asesino y llenado de dolor a los familiares de la víctima (lo digo para hacer constar que el legislador a veces olvida que su misión es proteger a la sociedad y no a quienes la atacan), está muy bien que la prensa informe sobre las peripecias del caso, o sea de la búsqueda, pero no del acusado una vez que ya estaba en manos del juez. Porque una cosa es informar y otra muy distinta dar pie a juicios paralelos, tan dañinos para quienes es posible que acaben siendo absueltos ante la ley, pero no para la calle.
Y ese es el caso de Dani Alves, que está en prisión preventiva, por lo cual no se debería hablar más del caso hasta que llegue el juicio, de cuyos pormenores sí que sería correcto informar a la opinión pública, ciñéndose exclusivamente a lo que allí se trata, omitiendo juicios de valor que no proceden. Y tras la sentencia se podría hablar sobre ella, mostrando el acuerdo o el desacuerdo y explicando los motivos.
Porque por muy claro que les parezca el asunto a las mentes débiles, puede darse el caso de que el abogado defensor pueda dar la vuelta al asunto mostrando detalles que no han salido a la luz. Y en el supuesto de que el futbolista acabe siendo condenado, tampoco debería recibir más condena que la judicial. Esto en términos generales, porque para los grandes delitos, como los del terrorismo, cabe otra consideración.
Esos libros míos
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