Para Julián Marías los tres grandes males del siglo XX, en el que, precisaba él, hubo dos guerras mundiales y otras atrocidades, eran la proliferación de las drogas, el terrorismo organizado y la aceptación social del aborto.
Era un hombre opinando sobre un asunto propio de las mujeres, dirán las distintas ramas del feminismo de hoy, que no tiene nada que ver con el fundacional, sobre el último de los tres puntos. Bien, era un hombre, pero estuvo en el vientre de una mujer. O sea, que por la parte que le tocaba tenía derecho a opinar. Nació y tenía derecho a nacer. Por otro lado, lo importante no es si era hombre o mujer, sino el argumentario con el que defendía su opinión. Y aquí estamos esperando a que una de esas feministas actuales pueda refutarlo. Por supuesto que en el actual gobierno no hay nadie con capacidad para hacerlo. E incluso en algunos de sus componentes se advierte que seguramente su inteligencia está por debajo de lo normal.
El caso es que los mayores males del siglo XX eran esos, pero en el siglo XXI los tenemos en el gobierno, del que forman parte los podemitas, que seguro que repugnan todos ellos en su totalidad el discurso del filósofo, pero ninguno de ellos, ni de ellas, sería capaz de dar ni una simple explicación del por qué. Donde no hay mata, no hay patata, y no cabe esperar que esta gente vaya más allá de invocar el dogma.
Aparte de eso, se da el caso de que este gobierno está sostenido también por los terroristas, no hay más que escuchar a uno de ellos, Otegui, para ver que eso es así. Y también por otros delincuentes muy peligrosos, como lo son los sediciosos catalanes.
Es decir, la sociedad española no escuchó a uno de sus más solventes intelectuales, sino que permitió que esos males arraigaran fuertemente. Lo estamos pagando caro.
Esos libros míos
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