Podría pensarse que la escenificación de la niñata en contra de Ayuso fue idea de M.A.R., y que los panfletos que la magnificaron enseguida cayeron en la trampa, habida cuenta de que al final todo eso ha sido un reclamo publicitario de primer orden para la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Pero sin duda que no es así, en primer lugar porque no lo necesita y en segundo porque no se advierte en ella esa doblez característica en quienes la atacan con denuedo, utilizando todo tipo de trampas, embustes y vilezas. Hasta un ministro de este gobierno, que es el más incompetente que ha tenido España jamás, ha tenido la desfachatez de justificar el acoso que se le ha hecho porque alega que «degrada la universidad pública». Que uno de los componentes de este gobierno que no hace más envilecer a la sociedad diga eso es suficiente para no tomarlo en serio nunca más. Aparte de que es mentira lo que afirma, ningún acoso es justificable jamás.
De lo que no se han dado cuenta quienes se pasan día y noche inventando tretas contra ella es de su mirada limpia, de la que surge su encanto seductor. No es posible esperar de ella una puñalada traicionera, como las que le intentan dar, ni un paso atrás en la defensa de los intereses de los madrileños.
No es casual que las dos personas con las que más se ensañan quienes aspiran a instaurar una dictadura comunista en España, sean el Rey y la presidenta de la Comunidad de Madrid. Son los dos obstáculos más fuertes que encuentran en sus deseos de derribar la democracia. Y los dos, Felipe VI y Ayuso, se mantienen firmes en sus puestos sin caer en las trampas que les tienden. El Rey haciendo gala de una prudencia y de una inteligencia muy superior a la de sus enemigos, que lo son de los españoles, y Ayuso cantándoles las verdades que más les duelen y que otros no se atreven a decir.
Esos libros míos
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