sábado, 28 de enero de 2023

El ‘arte’ catalán de tirar el dinero a la basura

 

Por mucho que se la intente tapar o enmascarar, la verdad siempre está en su sitio. Se atribuyen textos en ‘catalán’ de cuando ni existía el topónimo Cataluña. Sin la apropiación de obras de mallorquines y valencianos literatura catalana sería nula hasta bien entrado el siglo XIX.

El último libro de Mateo Cañellas Taberner ha sido prologado por Inocencio Arias, que ha demostrado con ello su amor a la verdad. Los subvencionados o los que por temor a ser señalados o marginados comulgan con ruedas de molino están de mala suerte. Ya no es que la verdad empuje para apartar tanta mentira, es que quienes mienten con tanto arrojo como desparpajo han ido más allá de lo prudente y corren raudos hacia el fracaso.

El dinero que derrochan los catalanistas es el que vienen recibiendo desde hace mucho tiempo de los sucesivos gobiernos de España para aplacar su lloriqueo, pero no se lo han aplacado jamás, sino que, al ver que se les atiende, se han convencido de que tienen razón, arreciando cada vez más sus demandas, hasta que pensando que tienen la carta ganadora se han tirado al barranco. Están acelerando la desaparición del catalán y la ruina económica de Cataluña. También quieren hacer lo mismo en donde consiguen cuotas de poder.

Una mentira repetida mil veces, o mil millones de veces, sigue siendo una mentira. Y unas glorias sustentadas en la falsedad ni son glorias, ni son nada. Resulta que Ramón Llull desconocía la existencia de la lengua catalana, y el Siglo de Oro Valenciano jamás podrá ser catalán por mucho dinero que gasten en hacer creer que lo es. Y tiene guasa, porque el dinero que tiran a la basura, de modo tan patético, es dinero público, ese que una descerebrada dijo que no es de nadie. No sale de sus bolsillos. Todo ese dinero al final no habrá servido más que para empobrecer a los españoles, incluidos los del nordeste.

Esos libros míos


 

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